jueves, 19 de diciembre de 2013

Armas de Mujer

Me gusta la lencería, lo confieso soy fetichista. Se producen dos efectos cuando me la pongo. El primero es vanidad, me veo bien, me siento bien. El segundo es el efecto que sé que causa en los hombres.



Me gusta usarla aunque tenga una cita para tomar una copa o una cena sabiendo que no llegará a mucho mas, pero disfruto sabiendo que si avanzamos en algo el efecto de mi lencería será contundente. Nadie se espera encontrarse una medias con encaje cuando quita unos vaqueros.



También me gusta el juego de dejar que la falda se suba descuidadamente cuando estoy sentada en el taburete de una barra y muestre el encaje de la media y un poco del elástico del liguero. La reacción del pobre que lo ve es inmediata, vence sus temores y se acerca.

Pero cobra especial intensidad en el mundo del BDSM donde ya no lo concibo sin la lencería. Creo que tiene que ver con la estética nazi que nos han mostrado en tantas películas y nos ha quedado dentro. Es un arquetipo metido ya en la mente y en nuestro imaginario, lo asociamos a situaciones de poder y dominación y por eso creo que ocupa un lugar en la prostitución, donde el cliente lo ve como una actitud de dominio, pago luego mando.



En mi otra faceta de profesional dedicada a la publicidad y a la moda, se abre un mundo fascinante para publicitar marcas haciendo referencia a esos arquetipos de Jung y ofreciendo el producto como un objeto aspiracional convirtiendo la marca en icono.


 


¿No es eso manipular la mente de la gente? , pues claro ¿ o que otra cosa es si no la publicidad?

Les dejo con un fantástico video publicitario de la marca Agent Provocateur dirigido por Penélope Cruz. Como dicen en los restaurantes de moda "que lo disfruten"

http://www.youtube.com/watch?v=hpqhUpiUYy8


  

Troia


Me he levantado tarde y cansada, los recuerdos de anoche pasan en mi mente como si no fuesen reales. Veo mi imagen frente al espejo de casa maquillándose.
 
 
Mis dudas,como siempre frente al armario, en el momento de elegir la ropa. No quiero ir exagerada pero tampoco dejar duda alguna de lo que soy. Me decido por vestido de Karen Millen, tacón extremo e interior de la perla que he comprado para la ocasión, no quiero usar nada que me haya puesto con mi Amo.
 
No me doy cuenta de donde voy hasta que doy la dirección al taxista, son casi las 10 y me esperan a las 10:15. Cuando me bajo del taxi noto que las piernas me tiemblan pero avanzo decidida hacia el ascensor.

 
Dudo unos segundos antes de llamar a la puerta de la habitación pero … ring… ya está hecho. La puerta se abre, me mira velozmente de arriba abajo, me siento fatal, son solo unos segundos de examen pero son eternos
 
-         Hola Mónica, pasa-  

No sé qué hacer pero veo que él está acostumbrado a esta situación. Edad algo indefinida, nada destacable del físico, amable.

Cena en un restaurante de moda, conversación agradable de la que él lleva todo el peso y yo sigo con “interés”, ninguna insinuación a nada pero sí  miradas descaradas a mi cuerpo que me incomodan.

De nuevo es en el taxi cuando le oigo decir la dirección del hotel cuando me vuelven los nervios y la angustia y él hace el primer gesto de aproximación poniendo su mano sobre mi muslo, no me muevo.
"Tienes unas piernas preciosas"

"Gracias"

Sonrió forzadamente y le dejo que deslice la mano.

Oscuridad de una habitación del hotel iluminada por las luces de la calle. Beso alcohólico que respondo. Manos extrañas que me desnudan y me tocan. El sabor de la goma de un condón en mi boca, un cuerpo que no conozco que me aplasta, mi cuerpo invadido con violencia, mis gemidos de un placer fingido.
 
Recojo mi ropa perdida por el suelo  de la habitación, quiero irme ya, ni siquiera tomar esa ducha que necesito tanto. El no hace ningún intento por retenerme, desde que entramos en la habitación desapareció la amabilidad.

 

Siento que en la recepción del hotel todos saben lo que soy y de donde vengo, escapo.
Un sms –ya en el taxi, voy a casa, te echo de menos Señor-

Una respuesta –yo también a ti, lo he pasado mal, descansa-
Lamento que no estés en Madrid habría ido a verte saltándome todos los protocolos, necesitaba tus caricias.

Ducha larga mojando el pelo, entro a face a escupir lo que tengo dentro.

Me vence el sueño y amanezco con un ligero recuerdo de lo ocurrido ¿o fue solo una pesadilla?. Al guardar el bolso que llevaba anoche encuentro un sobre de un hotel con dinero 
¿cómo es posible que algo asi me una mas a ti?  Ahora entiendo porqué lo has hecho