martes, 6 de mayo de 2014

Los Dioses humanos


Cada vez entiendo más el BDSM como un encuentro de mentes en el que se produce el juego de la dominación

De nuevo me habías impuesto el cinturón de castidad mental al prohibirme el sexo. De nuevo volvía sentir como nunca el deseo, las fantasías, la necesidad de ser tomada.
 
Pero esta vez decidí que serias tú quien me tomases. Si, lo decidí.
 No me bastaba cualquiera, como llegué a pensar la vez anterior, tenías que ser tu quién a la vez me liberase del castigo y me diese el placer que necesitaba.

 

He jugado con los hombres, lo confieso. Me ha divertido provocarles, excitarles y luego dejarles así. ¿Calientapollas?, puede, es un juego y no soy la única que lo practica.
Si con los otros ha funcionado ¿por qué no podía funcionar contigo?

Así que nada de seducción de sumisa, nada de vestirme de sumi provocativa, esta vez sería esa mujer que liga y seduce en el mundo vainilla.
Lo primero fue elegir atuendo. Los vaqueros rompían la idea de sumi, dudé si ponerme medias debajo para cuando me los quitases pero lo descarte, muy sumi. Top sin botones para evitar el juego de “desabróchate uno” y eso sí, taconazos. Perfume medio intenso de Joe Malone y maquillaje justo.



En la cena noto que empieza a hacer efecto la estrategia y que me empiezas a mirar de otra forma. Por un momento me doy cuenta que vuelvo a mis actitudes sumisas pero corrijo enseguida y vuelve a la mesa la mujer vainilla.
Doy un paso más y te pido que me llames por mi nombre, no ryna, ni nena, ni cucciola, llámame …..
Vamos a tomar una copa y te pido ir un local que se que estará a tope. Los apretones hacen que estemos muy juntos y sigo con mi estrategia de roces.
 
No estás dispuesto a dejarte seducir por esa cría vainilla y llega la orden

“Vámonos”
  
Me sorprendo respondiendo, “Yes Sir”

El resto de detalles pertenecen a nuestra intimidad pero, como los antiguos griegos, comprobé que los Dioses a veces sois mortales y eso os hace fascinantes.