jueves, 19 de diciembre de 2013

Troia


Me he levantado tarde y cansada, los recuerdos de anoche pasan en mi mente como si no fuesen reales. Veo mi imagen frente al espejo de casa maquillándose.
 
 
Mis dudas,como siempre frente al armario, en el momento de elegir la ropa. No quiero ir exagerada pero tampoco dejar duda alguna de lo que soy. Me decido por vestido de Karen Millen, tacón extremo e interior de la perla que he comprado para la ocasión, no quiero usar nada que me haya puesto con mi Amo.
 
No me doy cuenta de donde voy hasta que doy la dirección al taxista, son casi las 10 y me esperan a las 10:15. Cuando me bajo del taxi noto que las piernas me tiemblan pero avanzo decidida hacia el ascensor.

 
Dudo unos segundos antes de llamar a la puerta de la habitación pero … ring… ya está hecho. La puerta se abre, me mira velozmente de arriba abajo, me siento fatal, son solo unos segundos de examen pero son eternos
 
-         Hola Mónica, pasa-  

No sé qué hacer pero veo que él está acostumbrado a esta situación. Edad algo indefinida, nada destacable del físico, amable.

Cena en un restaurante de moda, conversación agradable de la que él lleva todo el peso y yo sigo con “interés”, ninguna insinuación a nada pero sí  miradas descaradas a mi cuerpo que me incomodan.

De nuevo es en el taxi cuando le oigo decir la dirección del hotel cuando me vuelven los nervios y la angustia y él hace el primer gesto de aproximación poniendo su mano sobre mi muslo, no me muevo.
"Tienes unas piernas preciosas"

"Gracias"

Sonrió forzadamente y le dejo que deslice la mano.

Oscuridad de una habitación del hotel iluminada por las luces de la calle. Beso alcohólico que respondo. Manos extrañas que me desnudan y me tocan. El sabor de la goma de un condón en mi boca, un cuerpo que no conozco que me aplasta, mi cuerpo invadido con violencia, mis gemidos de un placer fingido.
 
Recojo mi ropa perdida por el suelo  de la habitación, quiero irme ya, ni siquiera tomar esa ducha que necesito tanto. El no hace ningún intento por retenerme, desde que entramos en la habitación desapareció la amabilidad.

 

Siento que en la recepción del hotel todos saben lo que soy y de donde vengo, escapo.
Un sms –ya en el taxi, voy a casa, te echo de menos Señor-

Una respuesta –yo también a ti, lo he pasado mal, descansa-
Lamento que no estés en Madrid habría ido a verte saltándome todos los protocolos, necesitaba tus caricias.

Ducha larga mojando el pelo, entro a face a escupir lo que tengo dentro.

Me vence el sueño y amanezco con un ligero recuerdo de lo ocurrido ¿o fue solo una pesadilla?. Al guardar el bolso que llevaba anoche encuentro un sobre de un hotel con dinero 
¿cómo es posible que algo asi me una mas a ti?  Ahora entiendo porqué lo has hecho

2 comentarios:

  1. Un paso más hacia la entrega absoluta. Te repito lo que te dije antes, sabes perfectamente de dónde debes sacar la fuerza, una Diosa siempre lo sabe.Ya está todo dicho.

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  2. Sé que era algo muy difícil para ti y por eso te lo pedí , tenía componente de castigo pero también de educación. Educación que tiene dos aspectos, el de la obediencia ciega al hacer algo que te resultaba humillante y duro y el del uso de cuerpo. Sé que estas orgullosa de ese cuerpo, que dedicas tiempo a cuidarlo y que crees que solo unos pocos tenemos derecho a disfrutarlo. Pero me lo entregaste junto con tu mente y a partir de ese momento soy yo quien decide, cuando y quien lo usa. No será la última vez que ocurra, te lo aseguro, y debes estar preparada para ello.
    Estoy muy orgulloso de tu obediencia y tu comportamiento en la cita, la agencia hablo con el cliente. No pretendo hacer de tu prostitución una actividad habitual, será siempre algo extraordinario unido a un castigo, proceso educativo o cuando quiera hacer un valioso regalo a alguien

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