jueves, 27 de marzo de 2014

Adagio ma non troppo


Te pido que me vendes los ojos, me he acostumbrado a sentir desde mi mundo interior las sensaciones que causas sobre mi cuerpo

Silenzio

 
Desde que te fuiste después de la sesión en la mazmorra no había vuelto a tener noticias de ti. No me atrevía a llamarte ni tan siquiera a escribirte, no sabía lo que esperabas de mi. Tal vez que pacientemente me lamiese mis heridas y aguardase tu llamada. Ese silencio me mataba y me angustiaba. Cada vez que perdía de vista el teléfono volvía a él con la esperanza de encontrar un mensaje pero solo encontraba el silencio. La imaginación me atormentaba y me di cuenta que hay castigos mucho peores que la vara de bambú.

Anteprima
 

Por fin el mensaje, escueto sin preguntas, solo una instrucción “esta noche cena en el Nikkei 225 a las 9:30 Besos”
Sensación contradictoria entre alegría y enfado ¿y si no voy? ¿por qué no me llama?

Leo de nuevo el mensaje y entro en pánico. No me dice que ceno con El, no, no puede ser, seguro que es con El. ¿Entonces por qué no me lo ha dicho? ¿me habrá organizado una cena? ¿con quién?. No otra vez no, no estoy  aún preparada para hacerlo. No puedo mas, a la mierda.  La imaginación empieza a volar y decido no seguir pensando. Sé que iré y respondo "Ok , estarás tu?". Luego lo tacho y envío solo el "Ok"

Elijo un atuendo casual, nada de look sumi. Maquillaje moderado, vaqueros, camiseta de Custo y una cazadora de cuero. La única concesión los tacones, es mi naturaleza.
Sin embargo apuesto por un interior cuidado, medias bajo los vaqueros y conjunto de Victoria’s Secret

Mientras me visto veo en el espejo mi cuerpo lleno de marcas de la última sesión
 
Me esperas sonriente en la mesa, fantástica cena acompañada de Pouilly-Fumé. Fascinante conversación pasando de un tema a otro. Ninguna referencia a lo ocurrido en la mazmorra el otro día, ni tampoco al silencio.



Noto que el vino me empieza a hacer efecto, pero es ese efecto suave y placentero que te relaja sin hacerte perder un solo detalle de lo que ocurre, tal vez solo difuminándolos.

Adagio ma non troppo

Te pido que me vendes los ojos, me he acostumbrado a sentir desde mi mundo interior las sensaciones que causas sobre mi cuerpo
Me besas suave y lentamente, necesitaba tanto esos besos el otro día en la mazmorra. Cuando alcanzas los pezones la sensación es muy extraña, siguen doloridos pero tu lengua los alivia. Sigues bajando y tu boca recorre los terrenos que bañó la cera caliente y tengo que pedirte que no me hagas terminar.



Adagio de dos cuerpos, ma non troppo. Aunque estoy encima de ti para evitar el dolor de restregar en las sabanas mi espalda y nalgas doloridas y marcadas, eres tu quien lleva il tempo, dirigiéndome con tus manos aferradas a mis caderas, te sigo, Adagio, Adagio. Lento Moderato, necesito aumentar il tempo pero me sigues manteniendo ahí, Adagio ma non troppo.
Termino, casi en silencio, sin pedirte el permiso reglamentario. Un final casi interior, mi cuerpo se tensa completamente y el placer lo recorre. Te clavo las uñas en los hombros, aprieto y araño como venganza por el abandono y dejo salir así inconscientemente mi rabia.



Me doy cuenta que no me he preocupado de ti, que me he concentrado solo en mi misma pero creo que era eso lo que querías.
“No me has pedido permiso, putita” , me dices de repente. Tiemblo

Perdón no lo pude controlar, y……”
“Sssssssss” “esta bien”  me respondes tranquilizándome.

Me quitas la venda y me duermo acurrucada sobre ti mientras acaricias mis marcas de la espalda.