miércoles, 15 de octubre de 2014

Mi inicio como sumisa


Hace casi un año un casi desconocido me mostro un nuevo mundo fascinante. esta es la historia de ese primer momento que viene ahora a mi cabeza.


Aunque siempre lo he considerado algo muy privado me decido a escribir este post cuando ha pasado un año de mi entrega como sumisa. Muchas veces en este tiempo me han preguntado como ocurrió, como me hice sumisa, esta es la historia.

Mi recuerdo más fuerte es el del ruido de la puerta al cerrarse cuando se fue de la habitación del hotel. Me quedaba sola desnuda sobre la cama y todavía lloriqueando. Me ardían la espalda y los glúteos y estaba desconcertada, asustada pero también excitada.

Era la primera noche que salía con él. Me había invitado a cenar y salía sin un objetivo definido y claro. La diferencia de edad me intimidaba pero me atraía. Creo que inconscientemente elegí la ropa y maquillaje para no dejarle indiferente, también claro la ropa interior, mas como un juego con migo misma que pensando en que la llegaría a ver.

No era la primera vez que iba a aquel restaurante pero a pesar de ser un sitio de moda no preste mucha atención al vanity fair. El sabia crear un ambiente cálido pero de vez en cuando determinadas frases o miradas descaradas me hacían sentir algo incomoda o nerviosa.

La copa fue en la terraza de moda de un hotel. La sorpresa y el cambio de giro de la noche se produjo cuando me dijo “terminemos la copa en la habitación”. ¿Comoooo?, pensé sin decir nada. ¿ Cómo era posible que se atreviese a tanto?. No se había ni aproximado a mí y me llevaba a la habitación directamente.

¿Estás de broma?, es lo mas que llegue a decir, a lo que me respondió con un simple “No”

Hipnotizada y nerviosa le seguí por los pasillos de aquel palacio convertido en hotel. En el ascensor fue el primer beso.

Me sorprendí a mi misma desnudándome frente a él en la semioscuridad  de la habitación siguiendo su instrucción "desnúdate para mi". Ni siquiera me había tocado. No recuerdo como sucedió pero la siguiente imagen es de oscuridad absoluta de mis ojos tapados con un antifaz de avión y mis manos atadas al cabecero de la cama con el cinturón de un albornoz.
 
De rodillas en la cama. Las manos atadas al cabecero. Ojos vendados. Pulsaciones a mil. No recuerdo si estaba completamente desnuda. De repente me di cuenta de la situación y me tense de pánico. Era casi un desconocido.

Me calmaron sus caricias que solo rozaban ligeramente mis puntos más sensibles, jamás nadie había recorrido así mi cuerpo. Dije algo y me ordenó “calla”.

Sentí el roce suave del cuero de su cinturón sobre mi espalda y nalgas. Me volví a tensar, desapareció la excitación y me invadió el pánico.

“Ahora quieta y calladita”
 

Cuando terminó me hizo besar el cinturón. Me había castigado la espalda y las nalgas a un nivel que ahora reconozco como muy alto. Creo que llore desde el primer golpe pero no me moví y tampoco creo que dijese nada. El pánico me tenia paralizaba y las lagrimas me ahogaban. Era un llanto en silencio solo interrumpido por aspiraciones buscando el aire que me faltaba.
 

Comenzó a lamerme las lágrimas pero no me desato ni quito el antifaz. Hubo alguna frase de aprobación como “lo has hecho muy bien” o algo así.
 
Volvió la dulzura y de nuevo la exploración sutil de mis rincones sensibles. Volvió la excitación y……. (ya sé que suena ridículo y hasta cursi) por primera sentí eso que había oído tantas veces de hacer el amor.

Como me ha ocurrido luego otras veces odie y me odie por sentir placer en una situación así. Me negaba a admitir que quien me había pegado con el cinturón ahora estuviese dentro de mí y me diese placer con esa suavidad rítmica dirigida por sus manos agarrando mis caderas y que yo siguiese ese ritmo y colaborase de esa manera mientras mis manos seguían atadas al cabecero de la cama.

Oí la ducha desde la cama, sus movimientos al vestirse, sus pasos cuando vino a desatarme y la puerta cuando se marcho.

Un llanto que no se acababa, el rimmel corrido sobre mi cara, el fuego en mi espalda y nalgas, mi ropa en el suelo de la habitación donde me había desnudado frente a El. Un inmenso enfado, con El , conmigo misma. Pero también la sensación de estar frente a un mundo nuevo, un mundo que quería explorar, un mundo que tocaba lo mas profundo de mi

Desde entonces soy ryna de Rais.