Algunos
lectores de este blog a los cuales agradezco mucho que lo sigan me han sugerido
que muestre más sentimientos y que no me limite solo a la descripción de los
hechos. En todos los posts he tratado de que esto fuese así pero veo que no lo
he conseguido. En el post, “Te Odio, Me
Odio”, traté al inicio de dejarme llevar por esos sentimientos más que por
el mero relato de lo ocurrido.
Siempre es
difícil describir sentimientos, sobre todo cuando han pasado unos días, pero
intentaré reflejar lo que he sentido en esta última semana tan convulsa. El
paso de los días configura en nuestra mente una realidad que es en definitiva “nuestra
realidad”, poco importa si eso se atiene exactamente a lo que un notario de
la mente y el alma pudiese haber reflejado en acta en ese preciso momento, pero
si el ejercicio de la escritura actual es sincero, el resultado será la
descripción de una de las muchas realidades que un hecho concreto pudo haber
creado en nuestra mente.
Mi primer sentimiento es de
indignación y rebelión, lo trate de reflejar en el post “Cisne Blanco, Cisne Negro”. Soy una
mujer de mi generación, educada en la igualdad y acostumbrada a ser tratada con
especial cuidado por los hombres. En ese mundo no es concebible la sumisión, la
entrega del cuerpo, ni mucho menos de la mente. Las raíces educativas y
culturales son profundas y rechazan y atacan violentamente, como los glóbulos
blancos, cualquier virus de la sumisión.
La
indignación es por tanto el primer sentimiento, indignación sobre todo conmigo
misma y también con la persona, Mi Amo, que me ha llevado a esa situación. En
muchas ocasiones me siento humillada en privado o en público (en los post Troia
y Exhibida lo trato), tengo miedo al castigo físico, no soy masoquista.
Entonces,
¿por qué lo acepto?, ya que es ante todo una elección libre y voluntaria.
Me gusta satisfacer sus caprichos. Me llena plenamente seguir sus
instrucciones, seguirle cuando explora los rincones más ocultos y pervertidos
de mi mente y de la suya. Tengo miedo, a veces pánico, de seguir avanzando en
el túnel pero no puedo resistir la curiosidad de descubrir lo que habrá detrás
de la siguiente puerta.
¿Hasta dónde
me llevará?
Está en mi naturaleza. Toda la vida he tratado de
desarrollar mi mente, con el estudio, con la lectura, con la meditación.
También de cuidar mi cuerpo, dietas, deporte, yoga, baile, tratamientos
estéticos. Y sin duda mi look, ropa adecuada para cada ocasión, pelo, maquillaje.
La entrega de todo ello a los caprichos de Su Mente, me parece ahora que da
sentido a esa cuidada preparación. Me
siento colocada en mi sitio cuando me usa y me transforma en objeto.
Siento que mi naturaleza, y probablemente la de otras muchas mujeres (y hombres),
es la de servir.
No es una cuestión de géneros
No es un tema de confrontar hombre y
mujeres, sino mentes fuertes con el resto
Hay quien debe ser servido y quien
debe servir. Para los hombres sumisos es más fácil, reconocer al Ama Diosa, no solo es volver a los orígenes ancestrales, sino
también a un estado bien visto por la sociedad, women to the power. Ante la
general situación de poder del hombre en el mundo, el sumiso reconoce el poder
femenino y es visto como moderno, progresista.
Por lo tanto
entendamos que es una relación de
mentes, de dos mentes concretas, una que necesita el dominio y otra que
necesita ser dominada. Cuando esas mentes coinciden se produce el climax y por
tanto la adicción y es eso lo que lo convierte el algo muy peligroso y también apasionante. Pero
como decía Luo Reed
Take a Walk
on the Wild Side