lunes, 3 de marzo de 2014

Cita Vainilla


“No quiero que pierdas el contacto con el mundo vainilla”, me ordena mi Amo. Así que acepto la cita para cenar. Nos conocemos hace unos meses y él ha tratado varias veces de quedar. Desde que tengo dueño me aburre un poco ese juego de seducción, del intento de ellos por impresionarme, de mis insinuaciones con palabras y gestos. El juego del ratón y el gato donde nunca se sabe quien acaba cazando a quien.

Es tarde de sábado y he quedado por fin. Miro el reloj tumbada en el sofá donde llevo toda la tarde leyendo, es tardísimo me viene a recoger en nada.

Tengo la tentación de arreglarme poco, pero las instrucciones de mi Amo son otras “sales a seducir”. Elijo falda corta de cuero negro de Armani (siempre mi preferida) sabiendo el efecto que suele causar. Tacón extremo de D&G y un top tipo camiseta de Aspesi negro con dibujos, en los sitios de copas siempre hace calor. Me protejo del fresquito de la noche madrileña con un plumas de Moncler.

¿Y debajo?, dudo. Decido no pasarme, conjunto de La Perla, medias sin liguero, sería demasiado, no quiero recuerdos a mi mundo de sumisa, ni al de escort (van unidos).
 

Cena en un restaurante de moda. Me encuentro muy tranquila, al contrario que él. No me esfuerzo por facilitarle las cosas pero le sigo la conversación que maneja con inteligencia. Físicamente está bien pero no siento ningún interés, no noto la atracción.

Local de copas en Madrid. A tope de gente. En el coche he visto como trataba de mirar con disimulo mis piernas cuando al sentarme se ha subido la falda. No he hecho nada por cubrirlas. Salimos a bailar, la música, las luces y la gente me aíslan, me dejo llevar por ese ambiente y me olvido de mi acompañante.
 

Mando un mensaje a mi Amo contándole la situación y pidiendo instrucciones de cómo seguir.
Decide tu como creas que debes actuar y atente a las consecuencias de que me guste o no”

Mi acompañante se aproxima a mí unas cuantas veces, la ayuda la aglomeración del local. Tiene intenciones de besarme pero duda. Me desespera esa falta de coraje, me he acostumbrado últimamente a que tomen sin contemplaciones, a que me usen, a que hagan sentir objeto.
Cuando se acerca lo esquivo y no le doy el premio.

No he decidido qué hacer. No sé qué espera mi Amo de mí y ya no pienso en otra cosa. No me importa la persona con la que estoy, sino no decepcionar a mi dueño.

Es ya tarde y me propone irnos, sé que ya no tengo mucho tiempo que debo decidir.

No me apetece acostarme con él pero si le veo con el carácter suficiente en su intento le daré el premio. No será un dominante pero tiene que demostrarme algo.
Sigue el guion y se abalanza sobre mi cuando estamos en el coche para besarme. Le dejo hacerlo y colaboro. Dejo mi cuerpo expuesto a sus manos y abro ligeramente las piernas. Noto su mano sobre mi rodilla pero se queda quieta ahí. No me muevo para facilitarle el acceso si quiere tomarlo pero no lo hace.

Me resulta difícil expresar lo que siento en ese momento, pero si durante la cena había conseguido interesarme algo por él, de pronto desaparece todo ese interés cuando veo su indecisión, su falta de coraje para tomar lo que quiere, su mirada entre el deseo y el miedo.
Obviamente él ha interpretado de forma diferente que me dejase besar y eufórico arranca el coche. Decido darle una segunda oportunidad, abro la cremallera del plumas, reclino un poco el asiento y cruzo las piernas subiendo aun mas la falda. Me mira de reojo y pierde esa segunda oportunidad cuando me pregunta.

-¿Dónde te apetece ir?-

-¿Cómo que donde me apetece ir?-, respondo algo irónica, mirándole fijamente.
No puede evitar mirarme las piernas. Dejo de cruzarlas y las mantengo ligeramente separadas, la falda queda alta.

No se, -¿te apetece tomar algo en mi casa?-
-¿tomar algo en tu casa?-, -No, no me apetece-, respondo secamente, para luego suavizarlo con un, -Gracias-

Mientras me lleva a mi casa, saco el teléfono, sin pensar si le molestará  y escribo un mensaje a mi Amo.
“vuelvo a casa, me has enseñado que soy un objeto de valor, solo para grandes coleccionistas y este no lo es, necesito tu fuerza, mi Amo. Estoy muy orgullosa de ser tuya”